El Matrimonio Es Tu Jardín ¿Como Debes Cuidarlo?
Desde el momento en el que empezamos una relación de pareja, olvidamos la existencia del divorcio. Cuidar el matrimonio es algo que creemos saber, que creemos estar haciendo bien.
Olvidamos que el matrimonio es un jardín, con dos jardineros. A uno le gustan las flores, al otro le gustan los árboles frutales, y tienen un espacio común, donde hay un huerto. Cuidan juntos y comparten momentos en el huerto, pero también necesitan cuidar cada uno de su parte del jardín.
Alguno de los dos quiere cuidar de sus plantas favoritas y de las comunes, pero no entiende que el otro tiene que cuidar de las suyas propias, inconscientemente está dañando al otro.
Si descuidamos cualquiera de las plantas, el jardín va empobreciendo, la relación se va haciendo difícil para alguno de los dos y con su dolor empieza el dolor del otro.
Nadie nos pertenece. Ese jardinero si no se siente feliz, puede elegir visitar otros jardines, para ver si allí puede cuidar de las plantas que le gustan y compartir el cuidado de las plantas comunes.
Nadie quiere perder a su compañero de jardín. Pero a veces, la inmadurez, la falta de experiencia de los dos jardineros hace que los dos sufran, sin querer hacerse daño, pero aun así lo hacen.
En el matrimonio, es necesario aceptarnos con nuestros gustos, con nuestra individualidad, con nuestras necesidades personales. Una de esas necesidades, es la de tener un espacio propio, que no siempre tiene que ser compartido con la pareja.
Muchas parejas empiezan haciendo todo juntas. La primera etapa del matrimonio es una etapa donde compartimos casi todo. Pero tenemos gustos diferentes. Somos personas diferentes.
Tu pareja no tiene que hacer siempre lo que antes hacían, puede necesitar espacio y tiempo para hacer otras actividades, para estar solo o para estar con amigos.
A veces, en muchas parejas, la mujer no comprende que el hombre necesita este espacio. Y sin querer, le presiona para estar en la huerta, en la parte común del jardín, durante todo su tiempo libre. Esto hace que sufra. Que sienta que tiene abandonadas sus necesidades, y muchas veces no es capaz de decirlo. Lo sufre en silencio. Y este es precisamente un gran error que destruye parejas.
Como persona, tenemos necesidades diferentes y es necesario respetar nuestras necesidades, hablarlo con nuestra pareja para que sepa que porque necesitemos salir con los amigos no vamos a dejar de quererla.
Amarte a ti es aceptar que tienes derecho a pedir cuidar de tu propia parte del jardín y a comprender que el otro jardinero necesita cuidar de su parte del jardín y que ambos disfrutarán cuidando juntos de las partes comunes.
Para que una relación sea sana, necesita que ambos se sientan libres para estar en ese jardín. Porque quieren estar, porque disfrutan de los frutos que allí obtienen, porque tienen un compañero jardinero en quien pueden confiar los días que no se sienten con tantas ganas de trabajar, y porque asumen que su compañero jardinero también tendrá días en los que necesite que le echen una mano.
Si estás cometiendo el error de decidir por tu pareja lo que “debería” gustarle, es mejor preguntar que adivinar. Es mejor hablar sobre lo que tu pareja quiere hacer, que asumir que tiene que querer lo mismo que tu, solo porque sean pareja.
Y si estás sintiéndote atado, prisionero, sobrecargado por no tener tiempo para ti, es necesario que lo digas, que hables con tranquilidad con tu pareja para explicar tus necesidades y así poder disfrutar mejor de los momentos juntos.
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